El Sevilla FC entrenado por Unai Emery no solo se dejó tres puntos en su visita al Santiago Bernabeu sino que se dejó una buena parte de la imagen del club y del prestigio ganado a base de competir, luchar , meter el pie en cada partido, cultura futbolística iniciada en época de Caparrós que tuvo su momento culminante en la época de Juande Ramos y que entró en sus últimos estertores en la época de Manolo Jimenez finalizada por Antonio Alvarez con la final de copa del Rey ganada en el Camp Nou.
El Sevilla de Emery salíó ayer derrotado de antemano por el planteamiento suicida e inconsciente de un entrenador que fue a lo suyo y que solo pensó en Unai Emery. Cuando digo que solo pensó en él me refiero a que con el juego alegre, desenfadado, con espacios y sin faltas que planteó el entrenador ayer se dirá por parte de la prensa capitalina : " que bien juega el Sevilla". Todo serán parabienes para el juego y el entrenador porque contribuyó al espectáculo del Real Madrid quien no se verá en una tesitura igual posiblemente en lo que queda de liga.
Unai rompió de un plumazo la solidez que había mostrado en los partidos frente al Valladolid y Real Sociedad donde solo por detalles el Sevilla no se llevó los tres puntos. Ayer partiendo de un supuesto dibujo de 3-4-3 llevó a los suyos al suicidio colectivo y al sonrojo de una afición que hace tiempo que no vivía este tipo de afrentas.
Y es que plantear un partido al intercambio de golpes con el Real Madrid de Cristiano, Bale, Benzema etc es sencillamente una temeridad y una ineptitud. Los manuales de entrenador dicen que cuando uno se enfrenta a jugadores de potencia, que van al espacio como nadie, que corren como gacelas y que tienen una pegada brutal lo que tiene que hacerse es jugar replegados atrás, con lineas muy juntas, presionando, corriendo, haciendo faltas y saliendo como se puede a la contra. Lo que se dice en fútbol COMPETIR y no ir a echar el rato a Madrid.
Lo que no puede admitirse bajo ningún concepto es que el entrenador del Sevilla plantee un partido con la firme intención de no defender un pimiento en el Bernabeu. Laterales super ofensivos, centro del campo absolutamente despoblado por la dispersión táctica de Mbia y la querencia de Rakitic para irse hacia arriba y tres delanteros que ayudaban poco o nada a las labores defensivas.
Podemos hablar charlotadas de que el Sevilla marcó tres goles en el Bernabeu y pudo marcar varios mas porque tuvo ocasiones para hacerlo. Pero el Sevilla jamás compitió el partido para ganarlo sino para que su entrenador se luciera en los círculos madrileños. El entrenador llevó a los suyos a la guerra en tanques de papel cuando el rival tenía tanques, bazocas y munición de primera calidad.
El excelente papel de la linea ofensiva del equipo quedó en nada por la chapuza táctica del entrenador. El gran partido de Rakitic y Vitolo se irá al limbo por la inconsciencia táctica del entrenador quien volvió a dar un golpe de timón a sus planteamientos tácticos de manera incomprensible. Como se puede jugar con dos medios de cierre en Barcelona, San Sebastián, Valladolid, Liberec y jugar con un centro del campo despoblado ante el Madrid de mas pegada de la historia. Que coherencia tiene ese discurso Unai.
Me habla usted en rueda de prensa de equilibrio pero el equilibrio defensivo no viene por ciencia infusa ni por el arte de birli birloque. Llega primero en base a un trabajo táctico que usted no hace visto los fríos números ( segundo equipo mas goleado de la categoría sólo por detrás del Rayo Vallecano). Y segundo, por la elección de unos hombres con unas características definidas que usted tampoco hace.
Ayer el partido requería de un pivote posicional ( Iborra o Cristóforo) y un medio de fuerza no exento de calidad como Mbia que ayudara a Rakitic en las labores ofensivas. Se equivocó usted al inicio y el equipo con su empuje le dio la opción de cambiarlo en el descanso con un resultado que nos tenía en el partido. Pero ni usted ni su cuerpo técnico fueron capaces de darle al equipo lo que este necesitaba.
Reflexione serieamente y sea autocrítico pero de verdad, no de boquilla. Un solo dato que lo resume todo. El Sevilla no recibía tantos goles en once jornadas desde 1958.
Lo dicho, Unai solo pensó en Unai. Crónica de un inconsciente.
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