lunes, 21 de octubre de 2013

Valladolid 2 - Sevilla FC 2: Cabreo, si, enfadado también pero este es el camino

El Sevilla FC sigue haciendo historia en negativo cumpliendo la histórica cifra de mas de un año sin ganar un partido lejos del Ramón Sanchez Pizjuan donde allá por el mes de septiembre del año pasado conseguimos la  victoria en Riazor frente al Deportivo de la Coruña. Ayer, al igual que el partido en San Sebastián, el Sevilla estuvo mas cerca que nunca de obtener el santo Grial de una victoria lejos de nuestro estadio pero una incomprensible pájara de 5 minutos consumaron el desastre y el empate del Valladolid que hasta el minuto 80, con el gol de Manucho, no había dado señales de vida por el buen hacer general del equipo y con el gran planteamiento inicial del entrenador.

Evidentemente estoy cabreado y enfadado porque eran tres puntos que teníamos en el zurrón y se nos fueron mas que por méritos del rival por deméritos nuestros. Falta de concentración, bisoñez y juventud de la plantilla, reacción tardía y mala decisión  en los cambios y la importancia, como diría Benito Floro del saque de banda en el fútbol.

Como bien me insiste mi amigo Javier Saborido en cada partido, el Sevilla FC desde tiempos inmemoriales tiene un problema con los saques de banda. Cuando el Sevilla tiene posibilidad de saque nunca tiene a un compañero libre porque los jugadores están marcados y cuando nos toca defender, como ocurrió en el día de ayer, el equipo rival aprovecha la displicencia de nuestros defensores quienes otorgaron unos metros fatales que propiciaron el centro de Peña y el remate de Manucho.
Cuando el equipo rival tiene como única arma el colgar balones al área para aprovechar la corpulencia de Manucho lo último que se puede hacer es conceder metros y no presionar al rival para que el centro sea lo menos preciso posible.

El Sevilla lo vio hecho, se relajó y lo pagó con un empate con sabor a derrota.

Pero pese al resultado final yo me quedo con los 80 minutos jugados por el Sevilla ayer en Valladolid donde se jugó a lo que el Sevilla quería jugar. Se plantó con una defensa de tres, dos medios centros defensivos y dos carrileros de largo recorrido que presionaban muy arriba, sobre todo en la primera parte.
Juego sólido, sin florituras salvo las de Beto con los pies, que propiciaron una renta de dos goles que nos hacían presagiar una victoria.



El Sevilla, como hizo en San Sebastián y ayer en Valladolid se tiene que hacer sólido atrás para a partir de la defensa aprovechar la calidad arriba de los Bacca, Gamerio, Rakitic, Marin, Vitolo o Jairo. Y la única manera de hacernos sólidos es jugando juntos, dejando pocos espacios y protegiendo el corazón de nuestra defensa y nuestro centro del campo con un doble pivote defensivo. Y dejarnos de chuminas de la carlota porque somos el tercer equipo mas goleado de la liga solo por detrás de Almeria y Rayo. Y con esos números solo podemos aspirar a estar donde estamos, en la zona tibia y mediocre de la tabla.


Así que el camino a seguir es mantener la forma de jugar de San Sebastian y Valladolid, partidos donde la victoria se nos fue por detalles.

Creo que el resultado final no nos debe impedir realizar un análisis correcto del juego. Llevamos 8 puntos de 12 posibles con la posibilidad en casa y frente al Osasuna de hacer un 11 de 15 puntos posibles. Y junto a ello las sensaciones en el juego y en el dominio de los partidos.


Que estoy cabreado si, enfadado también pero veo signos de recuperación.

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